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THE LAST PICTURE SHOW Por M. A. García Arjona

REALISMO MAGICO


¿A quién no le gusta soñar? ¿A quién no le gustaría que las cosas a veces fueran de forma diferente? ¿A quién no le gustaría que a veces los problemas se solucionaran de forma mágica? O simplemente aquello que pasa por tu mente pudiera ocurrir por fantástica o irreal que fuera, tales como que el tiempo se parara durante media hora y pudieras pasear por Barcelona mientras todo está congelado, o que alguien pudiera adivinar tus pensamientos aunque estuviera a doce mil kilómetros de distancia, que por un día, en tu trabajo, en la escuela, en tu familia en lugar de hablar te comunicases con ellos cantando, o que pudieras encontrarte en tus sueños aquella persona que ves en el metro cada día pero no la conoces personalmente, a mi me gustaría.

Sin lugar a dudas existen películas en las que estas cosas ocurren, estas y otras tan increíbles o más, películas en las que los protagonistas viven en un mundo en el que el límite de lo real con lo soñado, con lo mágico es tan fina que se hace invisible, y una vez comenzada la proyección no tienes más remedio que formar parte, con la recompensa de que tu sensibilidad te permita disfrutar de una experiencia en algunos casos tan mágica como la propuesta fílmica, en otros casos una oportunidad para ver con otros ojos ciertos problemas de la vida, no fílmica, no diegética, sino la real, o sino aunque no haya gustado a todo el mundo, (no entraré a discutir sus valores cinematográficos) ¿quién no se ha emocionado viendo Amelie? O acaso ¿no les gustaría a todas ellas, y a algunos de ellos ser como Amelie? Si no es que ya ven en ella parte de si mismos.

Amelie es quizá la última película estrenada, y sobretodo con un alto presupuesto y gran éxito de taquilla, en la que tanto la historia como la realización se decanta por lo que se podría llamar por realismo mágico, una película en la que a pesar de presentar a unos personajes reales, humanos y situados en un espacio físico real, localizable en un mapa, tanto la historia, sus giros, la trama se acerca al mundo de la fantasía, ya sea por lo que ocurre, o por la forma que ocurre, influido por la forma en la que se cuenta la historia, por las soluciones narrativas, por la música, por los colores, por el carácter visual, la puesta en escena, el montaje, o detalles como miradas a cámara, diálogos dichos directamente a los espectadores, diálogos cantados a veces sin justificación alguna, intertítulos más propios del cine mudo, o soluciones de montaje y puesta en escena como la pantalla dividida en dos mitades, exagerados grandes angulares, planos aéreos capaces de recorres distancias de kilómetros, intromisión de partes animadas, etc.

Pero este no es un artículo sobre Amelie (aunque su música me ayude a redactar estas líneas), sino sobre un género que incluye muchos títulos casi imposibles de clasificar en otros géneros tales como la comedia, el musical, el drama romántico, yo las llamaría fantásticas, o quizás las enmarcaría dentro de este realismo mágico. Aquí encontramos películas en las que se repiten algunos temas o ideas como el sueño y las fronteras que lo delimitan de la realidad, lo soñado, lo imaginado, lo recordado, el pasado y su influencia en el presente y sus consecuencias en el futuro, incluso la obsesión de estos conceptos, el romanticismo exacerbado, el amor eterno, el amor obsesivo, el azar, la suerte, la casualidad, los viajes en el tiempo, ya sea en el tiempo real como en el tiempo del recuerdo y de la memoria.

Hablar de realismo mágico es hablar de directores como Jean Vigo, que aunque con sólo dos obras abrió un camino de opciones infinitas tanto en el capo visual como en el del sonido, de Artur Llobet, de cineastas como William Dieterle, de algunos de los músicales clásico de Hollywood, porque sin lugar a dudas el género en el que más claramente se muestra lo mágico es el musical, ¿cuál es la justificación de que los personajes de pronto se pongan a cantar?, de Tod Browning, y sobretodo del cine europeo, tanto en los años veinte y la llamada vanguardia francesa con nombres como Jean Epstein, , de Jean Cocteau y sobretodo muchos de los realizadores de los nuevos cines europeos, Alain Resnais, Jacques Demy, algo de Jean Luc Godard en Francia, Martín Picazo e Ivan Zulueta, Vera Chytilová y Jerzy Kawalerowicz en Polonia, Federico Fellini en Italia y Andrei Tarkovsky en Rusia. En la última década parece haber resurgido el posible género, a al menos ciertos realizadores se decantan por la fantasía o los universos diferentes como Julio Medem, Atom Egoyam, Jean-Pierre Jeunet,

A continuación os cito diez de los títulos que recuerdo con más agrado, os invito a su búsqueda, captura y posterior disfrute:

La parada de los monstruos (Freaks) de Tod Browning. 1931
Una película que marcó el género de terror y fantástico, pero sobretodo vista aún hoy, setenta años después, un film que sorprende por su crudeza, y por ser uno de los cantos más hermosos a la amistad, el respeto, el amor e incluso a la belleza, idea que se discute a lo largo del film. Se trata de la historia de un circo en el que se muestran los seres, y criaturas más deformes que da la humanidad.

L´Atalante de Jean Vigo 1932
Jean Vigo murió un año al poco tiempo después de finalizar el rodaje de este film, dejando solo dos obras, y la que ocupa estas líneas estuvo años perdida, guardada y prácticamente desaparecida, nadie sabe como la quería haber montado el, pero lo que nos queda es una obra fascinante, un viaje en un barco, con unos personajes de cuento, donde la música juega un papel clave, donde los protagonistas son capaces de compartir sueños, otra obra que permanece innovadora y revolucionaria a pesar del tiempo.

La bella y la bestia (La belle y la bête) de Jean Cocteau 1948
La obra maestra de Cocteau, uno de los pocos que dedicó su obra casi completamente al fantástico. Aquí nos muestra la historia de la bella y la bestia, con todo lujo de detalles, es una auténtica joya, espléndidamente decorada, ambientada, se respira en ella el auténtico fantastique francés, auténtica suntuosidad, excesivo romanticismo, un cuento con actores de verdad, un film impensable hoy día.

Jenny (Portrait of Jennie) de William Dieterle 1948
Una cinta auténticamente deliciosa, en ella un pintor conoce a una chica que murió hace años en un incendio, a partir su vida cambiará al conocer a tan fascinante ser. Una obra cercana al fantástico francés a pesar de tratarse de una producción de la época dorada del cine norteamericano, nos sumerge en un mundo en el que de nuevo la realidad se confunde con lo imaginario, con los fantasmas del pasado, donde la vida del protagonista podría rozar la locura, una bella historia de amor.

El año pasado en Marienbad (L´année darnière a Marienbad) de Alain Resnais 1961
Dentro de los laberínticos pasillos de un hotel, de sus amplios salones y de sus jardines un hombre intenta encontrar, convencer y amar a una mujer de la cual esta convencido que amó hace exactamente un año. Un auténtico jeroglífico en cuanto a estructura narrativa, la referencia de lo que pasó, de lo que está pasando, podría pasar o pasará no queda nunca clara, a pesar de eso verla es un auténtico placer, caminar por Marienbad, perseguir a esa mujer, arreglar el rompecabezas...

Los paraguas de Cherburgo (Les parapluies de Cherbourg) de Jacques Demy 1963
Una auténtica maravilla, se trata de una película en la que todos los diálogos están cantados, como si se tratase de una ópera. La historia es de un romanticismo llevado hasta límites insospechados, lo cual la tachó en su estreno de empalagosa y sensiblera, pero queda como una película única en su género, con unas secuencias-canciones bellísimas, una realización extraordinaria, prácticamente majestuosa, de colorido inimaginable y en la que aparece una jovencísima y hermosísima Catherine Deneuve. A recuperar.

Pierrot el loco (Pierrot le fou) de Jean Luc Godard 1966
La última película de la etapa de Godard con Anna Karina en la que recupera al Belmondo de Al final de la escapada, nos muestra una road movie delirante, con aventuras increíbles, con partes de cuento, otras de comic, canciones, soluciones visuales y de montajes propias de Godard, muertes de pantomima, cientos de citas cinéfilas, una película para odiar o para amar, un romántico delirio del final de la primera etapa de Godard.

Las margaritas (Sedmikrásky) de Vera Chitylová 1966
Otra joya a descubrir, es una de las principales obras de una de las mejores realizadoras del nuevo cine polaco surgida en los años sesenta. Es la historia de dos chicas, las margaritas, que llevan una vida exenta de complejos, inmersas en mil y una situaciones de lo más estrambóticas, situaciones que alucinan a su paso, un delirio de colores, sabores, luces, aromas, y más elementos capaces de producir sensaciones, una película sobre el delirio, pero también sobre la libertad.

Los amantes del círculo Polar de Julio Medem 1998
El último realizador español con el valor de adentrarse en el complejo mundo de la fantasía, y de los sueños, deseos y anhelos del ser humano. Una historia de amor en el tiempo vista a través de los ojos de sus dos protagonistas, nos muestra varios puntos de vista sobre el mismo hecho, en una historia en la que el azar vehiculiza el amor y el deseo, es sobretodo una película emocionante y romántica.

Lucía y el sexo de Julio Medem 2001
La última obra de Medem nos vuelve a adentrar en lo más profundo del ser humano y a la vez en lo más instintivo, en lo más primitivo y pulsional, una historia en la que el sexo del título llevó a muchos al cine, y engañó y a la vez complació, ya que el sexo presente continuamente en la historia, enmarca los auténticos valores del filme. Filme a su vez de una estructura compleja, asemejada a un libro, en el que el fin te lleva de regreso a la mitad, y en el cual ese fin es permutable, otra película emocionante y de estructura a estudiar.